Capítulo 11: “La tierra estará llena del conocimiento de Jehová”


Isaías: Los tiempos del cumplimiento, un comentario versículo por versículo por Iván D. Sanderson, está disponible en forma impresa en Deseret Book y Amazon.com y como un e-libro en español y en inglés para Kindle.

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La interpretación del capítulo 11 ha sido un tema de la revelación moderna. Cuando Moroni se apareció por primera vez a José Smith el 21 Septiembre de 1823, José escribió que Moroni “citó el undécimo capítulo de Isaías, diciendo que estaba por cumplirse”.[1] Esta declaración provee una clara indicación que los acontecimientos que se describen en este capítulo se refieren a los últimos días; en particular, al tiempo antecedente a la Segunda Venida del Señor Jesucristo e incluyendo el reino milenario del Señor sobre la tierra. En Doctrina y Convenios Sección 113, unos compañeros del profeta José Smith le hicieron ciertas preguntas concernientes a algunos versículos del capítulo 11.[2] El Señor, hablando a través del profeta, provee las respuestas.

El capítulo 11 se puede dividir en cuatro partes. Los versículos 1 al 9 describen la Segunda Venida de Cristo y Su reino milenario, los versículos 10 al 12 describen el recogimiento de Israel de las muchas naciones por las que está esparcida, los versículos 13 y 14 describen las victorias de Israel sobre sus vecinos hostiles, y los versículos 15 y 16 describen cambios geográficos—que en verdad son metáforas que usó Isaías para describir ciertos acontecimientos importantes espirituales y políticos—que han de ocurrir antes del milenio o durante éste.

«El tronco de Isaí», que se menciona en los versículos 1 al 5, es Cristo—quien juzgará en rectitud, no solamente durante el milenio pero tambien en el juicio final. Alguien quien tendría un papel fundamental en la restauración en los últimos días antes del milenio se describe metafóricamente como una “raíz” de Isaí, y a Cristo se le refiere otra vez como un “vástago”. Durante el milenio, la guerra y la envidia se acabarán y el sagrado conocimiento de Dios cubrirá la tierra tal como las aguas cubren el mar. En preparación para el milenio el Señor levantará un pendón o estandarte y recogerá a Israel de las muchas naciones por las que está esparcida. Nefi cita todo el capítulo 11; compárese 2 Nefi 21. Pequeñas diferencias entre el texto bíblico y el texto en el Libro de Mormón se citan en letra cursiva. Nefi también explica elementos de este capítulo en 2 Nefi capítulo 30.

Los versículos 1 al 9 describen el ministerio mortal de Cristo y Su reino milenario. El tronco de Isaí que se mencionó en el versículo 1 es Cristo: “Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”. La misma metáfora se usa aquí tal como Isaías la introdujo  anteriormente:[3] Cuando un árbol se corta, el tronco—o tocón[4]—queda para alguna vez crecer nuevamente. Después de la destrucción y cautividad de Israel un orden nuevo y justo se levantaría del original, manteniendo intactas las bendiciones prometidas a los patriarcas antiguos. Es de ese orden justo, el que incluía los descendientes de Isaí y la heredad del trono de David, que Cristo vendría. María, la madre de Jesús, y también José Su tutor legal, eran del linaje de Isaí.[5] Esta profecía de Isaías se cita en el Nuevo Testamento, como relacionada al ministerio de Jesucristo.[6]

En Doctrina y Convenios, el Señor afirma que Cristo es el tronco de Isaí: “¿Quién es el tronco de Isaí, del cual se habla en los versículos 1, 2, 3, 4 y 5 del capítulo 11 de Isaías?” “De cierto, así dice el Señor, es Cristo”.[7]

También se menciona una vara en el versículo 1. El Señor aclara el significado en Doctrina y Convenios: “¿Qué es la vara mencionada en el primer versículo del capítulo 11 de Isaías, que saldrá del tronco de Isaí?” “He aquí, así dice el Señor: Es un siervo en las manos de Cristo, que en parte desciende de Isaí, así como de Efraín, o sea, de la casa de José, a quien se ha dado mucho poder”.[8] La vara, como se entiende entre los santos de los últimos días, es José Smith, el profeta de la restauración.[9]

Un “vástago”—o un “renuevo”[10] que se levantaría de las raíces del tronco de Isaí también se menciona en el versículo 1: “Y un vástago retoñará de sus raíces.” El título “Vástago” o “Renuevo” se aplicaría simultáneamente a Cristo—el tronco que mencionó Isaías—y a un líder político moderno del linaje del antiguo rey David, cuya rectitud le permitiría ser guiado por el Señor. Jeremías, en el Antiguo Testamento, predijo:

«He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David un renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será prudente y hará juicio y justicia en la tierra.
«En sus días será salvo Judá, e Israel habitará seguro; y éste será el nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, justicia nuestra.»[11]

El nombre de este líder hebreo en los últimos días sería David, tal como fue predicho por Ezequiel y Oseas.[12] José Smith el profeta declaró: “El trono y reinado de David sería quitado de él [el antiguo rey David] y dado a otro en los últimos días, quien se llamaría David y quien se levantaría de su linaje”.[13] Bruce R. McConkie afirmó que el Vástago, tal como el tronco, es Cristo.[14]

El versículo 1 contiene un quiasma que se reconoce en el hebreo original, fraseado aquí para que correspondiera con la construcción hebrea:[15]

A: (1) Y saldrá
B: una vara del tronco de Isaí,
B: y un vástago de sus raíces
A: retoñará.

Puesto que Cristo es el “tronco de Isaí”, un vástago que retoñaría de “sus raíces”—o las raíces de Isaí, que significa el linaje de los reyes davídicos—puede ser Cristo si los elementos del quiasma son paralelos, o puede significar otra persona del mismo linaje si los elementos del quiasma son complementarios. Es probable que Isaías quiso decir ambos significados.

Los versículos 2 y 3 describen la rectitud de Jesucristo en ejercer juicio y, como un símbolo, los atributos cristianos del líder temporal de los últimos días quien se llamaría David, tal como los de José Smith, el profeta de la restauración. El versículo 2 predice: “Y reposará sobre él el espíritu de Jehová: espíritu de sabiduría y de entendimiento, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. El pronombre “él”, simultáneamente significa  la “vara”, el “tronco” y el “vástago”—José Smith, Cristo, y el David moderno.

El versículo 3 continúa: “Y su deleite estará en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos ni reprenderá por lo que oigan sus oídos”—

El versículo 4 describe el juicio y la destrucción que ocurrirá en la Segunda Venida, ahora con referencia solamente a Cristo: “sino que juzgará con justicia a los pobres y decidirá con equidad a favor de los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al malvado”. Cristo será el Juez Justo de toda la tierra.

Este versículo es parafraseado por Pablo en su segunda epístola a los Tesalonicenses: “y entonces se manifestará aquel inicuo, al que el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida”.[16] Pablo clarifica que sólo el aliento de la boca del Señor consumiría a los inicuos. “Espíritu” y “aliento” se traducen de la misma palabra hebrea.[17]

El Señor, al reprender a Martín Harris por la pérdida de las 116 páginas traducidas de la primera parte del Libro de Mormón, usó palabras similares: “Así que, te mando que te arrepientas; arrepiéntete, no sea que te hiera con la vara de mi boca, y con mi enojo, y con mi ira, y sean tus padecimientos dolorosos; cuán dolorosos no lo sabes; cuán intensos no lo sabes; sí, cuán difíciles de aguantar no lo sabes”.[18]

El Señor también enfatizó que los inicuos matarían a los inicuos en guerras que sucederán durante los días finales antes de Su Segunda Venida:

«He jurado en mi ira y he decretado guerras sobre la faz de la tierra, y los inicuos matarán a los inicuos, y el temor se apoderará de todo hombre;
«y también los santos apenas escaparán; sin embargo, yo, el Señor, estoy con ellos, y descenderé en el cielo, de la presencia de mi Padre, y a los malvados los consumiré con fuego inextinguible».[19]

Es por decreto del Señor que guerras se pondrían en marcha en las cuales los malvados se matarían los unos a los otros.

Nefi provee una interpretación profética:

«Y con justicia juzgará el Señor Dios a los pobres, y con equidad reprenderá por los mansos de la tierra. y herirá a la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios matará al impío.
«Porque rápidamente se acerca el tiempo en que el Señor Dios ocasionará una gran división entre el pueblo, y destruirá a los inicuos; y preservará a su pueblo, sí, aun cuando tenga que destruir a los malvados por fuego».[20]

Las palabras del versículo 4 describen la destrucción de los inicuos antes de la Segunda Venida del Señor. Durante el milenio, la guerra y la envidia se acabarán y el conocimiento de Dios cubrirá toda la tierra.

El versículo 4 contiene un quiasma:[21]

(4) Sino que juzgará con justicia a los pobres y decidirá con equidad a favor de los mansos de la tierra;
A: y herirá la tierra
B: con la vara de su boca,
B: y con el aliento de sus labios
A: matará al malvado.

“Herirá la tierra” complementa “matará al malvado”, que indica que el propósito del Señor en herir la tierra es destruir la iniquidad entre la humanidad, en vez de infligir el castigo sobre la tierra misma. “El aliento de sus labios” es sinónimo con “la vara de su boca”.

El versículo 5 describe la fuente del poder de Cristo, y como un símbolo, también la de David moderno y el profeta de la restauración: “Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad será el ceñidor de su cintura”. La palabra hebrea de la cual se tradujo “ceñidor” significa “cinturón” o “taparrabo”.[22]

El Señor utiliza palabras similares para instruir a los santos de los últimos días:

«Por tanto, viendo que yo, el Señor, he decretado todas estas cosas sobre la faz de la tierra, quiero que mis santos se congreguen en la tierra de Sión;
«y que todo hombre tome la rectitud en sus manos y la fidelidad sobre sus lomos, y levante la voz de amonestación a los habitantes de la tierra; y declare, tanto por palabra como por fuga, que la desolación sobrevendrá a los inicuos».[23]

La rectitud y la fidelidad son cualidades cristianas que todos debemos emular; si lo hacemos escaparemos de la desolación que vendrá sobre los inicuos.

Los versículos 3 al 5 contienen un quiasma:

A: (3) Y su deleite estará en el temor de Jehová.
B: No juzgará
C: según la vista de sus ojos
D: ni reprenderá por lo que oigan sus oídos,
E: (4) sino que juzgará con justicia a los pobres
E: y decidirá con equidad a favor de los mansos de la tierra;
D: y herirá la tierra
C: con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios
B: matará al malvado.
A: (5) Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad será el ceñidor de su cintura.

“El temor de Jehová” corresponde a “la justicia” y “la fidelidad”, las cuales introducen el tema del quiasma. “Juzgará” se compara con “matará al malvado”, que da mayor entendimiento del uso de “juzgar” por Isaías. “La vista de sus ojos” corresponde a “la vara de su boca, y con el aliento de sus labios”; “reprenderá” en el versículo 3 es equivalente a “herirá” en el versículo 4; y “juzgará con justicia” refleja “decidirá con equidad”, que comprenden el enfoque. El Señor, al matar a los malvados, actúa con equidad y justicia. Por consiguiente, la destrucción de los inicuos resulta en equidad y justicia para los pobres y mansos de la tierra.

En los versículos 6 al 9 Isaías describe en metáforas el cese de contiendas entre naciones guerreras que habían sido enemigas por largo tiempo. Las metáforas de animales—algunos de rapiña y otros su presa—viviendo amistosamente durante el milenio frecuentemente se toman  literalmente pero se entienden mejor en su sentido metafórico. Algunas de las naciones representadas así se pueden reconocer; el oso podría ser Rusia y el león Gran Bretaña.  La estructura quiasmática de estos versículos y su equivalente en el versículo 13 confirma que Isaías habla en  metáforas.

Los versículos 6 al 8 presentan las metáforas. El versículo 6 declara: “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; y el becerro y el leoncillo y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará”.[24] Los opuestos se configuran en un contraste literario para  enfatizar sus diferencias.

El versículo 7 presenta más contrastes literarios: “Y la vaca y la osa pacerán; sus crías se echarán juntas, y el león, como el buey, comerá paja”.

Los versículos 6 y 7 contienen un quiasma:

A: (6) Morará el lobo con el cordero,
B: y el leopardo con el cabrito se acostará;
C: el becerro y el leoncillo y la bestia doméstica andarán juntos,
D: y un niño los pastoreará.
C: (7) La vaca y la osa pacerán,
B: sus crías se echarán juntas;
A: y el león, como el buey, comerá paja.

“El lobo” y “el cordero” son iguales a “el león” y “el buey”; “el leopardo con el cabrito se acostará” se aparea con “sus crías se echarán juntas”; “el becerro” y “el leoncillo” corresponden a “la vaca” y “la osa”; y “un niño los pastoreará” es la sola declaración central. El significado es que el niño pastorearía la colección entera de animales presentados en el quiasma.

Este quiasma forma el principio de un quiasma más grande que incluye los versículos 6 al 13. El quiasma de los versículos 6 y 7, que presenta los nombres de animales que representan naciones guerreras y sus víctimas, complementa un quiasma del versículo 13, el cual describe el cese de contiendas entre las naciones de Judá y Efraín, tal como con otros vecinos con quienes habían sido adversarios. Esta equivalencia quiasmática explica la metáfora.

El versículo 8 continúa, presentando más contrastes literarios y añadiendo profundidad a la metáfora: “Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora”. Un áspid es una serpiente venenosa de la familia de las víboras.[25] Nótese el paralelismo; “la cueva del áspid” es equivalente a “la caverna de la víbora”, y “el niño de pecho” es equivalente al “recién destetado”. Estas comparaciones refuerzan aún más la premisa de que Isaías habla en  metáforas—lo que se conoce como peligroso o dañoso se contrasta con la inocencia y vulnerabilidad.

El versículo 8 contiene un quiasma que se reconoce en el hebreo original, fraseado aquí para que correspondiera con la construcción hebrea:[26]

A: (8) jugará
B: el niño de pecho sobre la cueva del áspid,
B: y el recién destetado sobre la caverna de la víbora
A: extenderá su mano.

Este quiasma pone la redacción de dos declaraciones paralelas en la traducción Reina-Valera como declaraciones paralelas inversas, añadiendo equilibrio poético.

En el versículo 9 el Señor describe las condiciones milenarias: “No harán mal ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Es el conocimiento del Señor lo que pondrá fin a la guerra y la envidia.[27] “Monte” significa retóricamente “nación”, o dominio político.[28] Así, en el dominio del Señor—que incluirá toda la tierra, tal como se muestra en la próxima frase—“no harán mal ni dañarán”.

Dallin H. Oaks dijo:

«En nuestros días estamos viendo una explosión de conocimiento respecto al mundo y a su gente. Pero la gente del mundo no está experimentando un aumento semejante de conocimiento acerca de Dios y del plan que tiene para sus hijos. En ese aspecto, lo que el mundo necesita no es más erudición ni más tecnología, sino más rectitud y revelación.
«Espero con ansia el día profetizado por Isaías, cuando ‘la tierra será llena del conocimiento de Jehová’”.[29]

En el Libro de Mormón, Nefi también cita los versículos 4 a 9 en 2 Nefi capítulo 30 con poca variación.[30] Nefi añade este interesante resumen después de la cita:

«Por tanto, las cosas de todas las naciones serán divulgadas; sí, todas las cosas se darán a conocer a los hijos de los hombres.
«No hay nada secreto que no haya de ser revelado; no hay obra de tinieblas que no haya de salir a luz; nada hay sellado sobre la tierra que no haya de ser desatado.
«Por tanto, todas las cosas que han sido reveladas a los hijos de los hombres serán reveladas en aquel día; y Satanás no tendrá más poder sobre el corazón de los hijos de los hombres por mucho tiempo…».[31]

El conocimiento de la verdad, revelada a los hijos de los hombres, despojará a Satanás del poder.

Para instruir a los santos de los últimos días, el Señor declaró: “Y en ese día [Su reino milenario] la enemistad del hombre y la enemistad de las bestias, sí, la enemistad de toda carne, cesará ante mi faz”.[32] Aquí se pone en claro que la parte literal tanto como la metafórica de esta profecía de Isaías han de ser cumplidas.

Los versículos 10 al 12 describen el recogimiento de Israel. En preparación para el milenio, el Señor levantará un estandarte y recogerá a Israel de las muchas naciones por las que está esparcida. El versículo 10 se refiere a una “raíz de Isaí”, que es un profeta levantado para los gentiles (“los pueblos” o “las naciones”) en los últimos días: “Y acontecerá en aquel día que la raíz de Isaí, la cual estará puesta como estandarte a los pueblos, será buscada por las naciones; y el lugar de su descanso será glorioso”. La frase “en aquel día” significa los últimos días, el tiempo del cumplimiento de esta profecía.[33] La “raíz de Isaí” es el mismo profeta al cual se refirió en el versículo 1 como una vara.

El versículo 10 es citado por el apóstol Pablo, con referencia a la aceptación de Cristo por los gentiles: “Y otra vez, dice Isaías: Habrá una raíz de Isaí, y el que se levantará a regir a los gentiles; los gentiles pondrán su esperanza en él”.[34] Los gentiles en los últimos días aceptarían a Cristo a través de la “raíz de Isaí” proclamada por Isaías—el gran profeta de la restauración, José Smith.

En Doctrina y Convenios, el Señor nos da más explicación: “¿Qué es la raíz de Isaí, de la cual se habla en el décimo versículo del capítulo once?
«He aquí, así dice el Señor: Es un descendiente de Isaí, así como de José, a quien por derecho pertenecen el sacerdocio y las llaves del reino, y será por pendón y para el recogimiento de mi pueblo en los postreros días”.[35] Estas características describen atributos principales del linaje de José Smith y su misión profética.[36], [37]

José Smith, junto con sus colegas en la restauración, eran herederos legítimos del sacerdocio por su linaje. El Señor, en revelación moderna, declaró:

«De modo que, así os dice el Señor a vosotros en quienes ha continuado el sacerdocio por el linaje de vuestros padres,
«porque sois herederos legítimos, según la carne, y habéis sido escondidos del mundo con Cristo en Dios,
«por tanto, vuestra vida y el sacerdocio han permanecido, y es necesario que permanezcan por medio de vosotros y de vuestro linaje hasta la restauración de todas las cosas que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo».[38]

A José Smith, a través del ministerio de ángeles, le fueron dadas las llaves para varios oficios y funciones fundamentales del sacerdocio como parte de la restauración. Estas ministraciones angélicas incluyen su ordenación al Sacerdocio Aarónico a manos de Juan el Bautista[39] y su ordenación al Sacerdocio de Melquisedec, incluyendo el apostolado, por las manos de Pedro, Santiago y Juan.[40] Moisés restauró las llaves del recogimiento de Israel a José Smith en una visión gloriosa,[41] Elías restauró el poder del sellamiento que uniría padres e hijos a través de las generaciones[42] y otro profeta que también se llamó Elías restauró las llaves del evangelio de Abraham, por medio del cual todas las generaciones que seguirán serían bendecidas.[43]

José Smith, como el profeta de la restauración, estableció un estandarte o pendón para los pueblos del mundo—tanto a los gentiles como a las tribus de Israel—en el cual se congregarían en los últimos días. En revelación moderna, el Señor declaró:

«Porque, he aquí, os digo que Sión florecerá, y la gloria del Señor descansará sobre ella;
«y será por pendón al pueblo, y vendrán a ella de toda nación debajo de los cielos» (énfasis añadido).[44]

El profeta Lehi del Libro de Mormón, en su bendición final a su hijo menor, José, describió a un profeta de los últimos días quien se llamaría José.[45] Del mismo modo, Jacob—o Israel—en pronunciar una bendición final a su hijo José, también predijo a un profeta de los últimos días que se llamaría José.[46]

El versículo 11 describe las naciones de las cuales el resto de Israel ha de ser recogido: “Asimismo, acontecerá en aquel día que el Señor pondrá otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, y de Egipto, y de Patros, y de Etiopía, y de Elam, y de Sinar, y de Hamat y de las islas del mar”. Nefi también cita la primera parte de este versículo en 2 Nefi 25:17 y 2 Nefi 29:1.[47]

Estos países del tiempo de Isaías representan lugares en donde Israel fue dispersado originalmente. Sus equivalentes en el mundo moderno no estarían relacionados precisamente a los sitios mencionados. Por ejemplo, es evidente que “las islas del mar” se refiere al Archipiélago Griego a causa de la estructura quiasmática de éste y otros versículos asociados, los cuales se describen después. Sin embargo, esta frase también se refiere a las Américas, la heredad de los descendientes de Lehi.[48]

La palabra “estandarte” como se usó en el versículo 10 significa una bandera militar, como se usaba para denotar condiciones en el campo de la batalla y para mandar mensajes a los combatientes.[49] En este caso el mensaje es de juntarse, como se enuncia en el versículo 12: “Y levantará estandarte a las naciones, y juntará a los desterrados de Israel y reunirá a los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra”.[50] “De los cuatro confines” se traduce “de los cuatro cabos” en el Libro de Mormón. La palabra hebrea traducida como “confines” o “cabos” significa “extremidades” o “bordes”.[51]

En lo que concierne a los versículos 11 y 12, LeGrand Richards enseñó:

«El ángel Moroni repitió ese pasaje al Profeta José cuando José sólo tenía dieciocho años, cuando Moroni lo visitó tres veces durante la noche y por cuarta vez en la mañana siguiente, que indicó que la obra iba a establecerse. Pensad de la tarea dada al profeta José en ese tiempo. Él ha establecido un pendón a las naciones. No hay otra iglesia en el mundo que está haciendo lo que esta iglesia hace por sus miembros, ayudando a sus miembros a desarrollarse, y eso ser un pendón al mundo. La gente viene a nosotros para aprender cómo estamos haciendo estas cosas».[52]

Según lo que testificó el profeta Jeremías el recogimiento de Israel, que se describe en estos versículos, sería el milagro más destacado que se llevaría a cabo por el Señor en los últimos días:

«Por tanto, he aquí, vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: ¡Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!
«sino: ¡Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había arrojado! Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres».[53]

Este gran milagro es, en parte, la obra misional de los últimos días, un medio por el cual Israel será recogido.[54]

Como se describe en los versículos 13 y 14, antes de la Segunda Venida del Señor, Israel—unificada como una sola nación en vez de permanecer como dos reinados distintos—dominará sus vecinos que antes eran hostiles. El versículo 13 proclama: “Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán talados. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín”— El Libro de Mormón dice “La envidia de Efraín también se disipará…”.[55]

Los versículos 6 al 13 forman un elegante quiasma:

A: (6) Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el leoncillo y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. (7) La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja. (8) Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.
B: (9) No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
C: (10) Y acontecerá en aquel día que la raíz de Isaí,
D: la cual estará puesta como estandarte a los pueblos, será buscada por las naciones; y el lugar de su descanso será glorioso. (11) Asimismo, acontecerá en aquel día que el Señor pondrá otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado
E: de Asiria, y de Egipto, y de Patros, y de Etiopía,
E: y de Elam, y de Sinar, y de Hamat y de las islas del mar.
D: (12) Y levantará estandarte a las naciones, y juntará a los desterrados de Israel
C: y reunirá a los esparcidos de Judá
B: de los cuatro confines de la tierra.
A: (13) Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán talados. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín

La declaración introductoria de este elegante quiasma consta de los versículos 6 y 7, los cuales forman un quiasma completo que se describió anteriormente. Su reflexión complementaria es el versículo 13, el cual también es un quiasma completo distinto. Las declaraciones centrales son dos juegos de sitios geográficos, dados en el versículo 11. Cuando se ven estos sitios en un mapa,[56] el patrón intencionado por Isaías aparece: Cada juego forma una línea un tanto recta, y se cruzan las dos líneas para formar una “X”—la letra Griega ji, que es equivalente a nuestra letra X en español. La letra Griega ji también corresponde a la letra qu,[57] que se usa para formar la palabra “quiasma”.

El patrón intencionado por Isaías se manifiesta cuando estos ocho sitios geográficos se consideran en orden. Asiria se encontraba hacia el norte de Babilonia en el valle del Río Tigris; su capital era Nínive. Egipto se localiza en ambos lados del Río Nilo y su delta hacia el suroeste de Asiria. Patros es Egipto Alto, localizada a lo largo del Río Nilo hacia el sur, y Nubia es Etiopía, localizada aun más hacia el sur de Egipto, donde vivía un pueblo de piel oscura. Estos cuatro sitios caracterizan una línea que al principio tiende hacia el suroeste pero cambia de dirección más directamente hacia el sur. La segunda línea comienza con Elam, o Irán, hacia el sur de Asiria. Sinar es Babilonia, en la parte baja de la llanura de los ríos Tigris y Éufrates y hacia el noroeste de Asiria. Hamat es todavía una ciudad importante en Siria, que se halla aún más hacia el noroeste de la línea descrita. Se le nombró como el límite septentrional de la tierra prometida de Palestina.[58] Las “islas del mar” se refieren al archipiélago Griego, que forma el fin de la segunda línea hacia el noroeste.

El versículo 13 contiene un quiasma:[59]

A: (13) Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán talados.
B: Efraín no tendrá envidia
C: de Judá,
C: ni Judá
B: afligirá
A: a Efraín

Este quiasma refleja la declaración introductoria del quiasma de los versículos 6 al 13. Su relación complementaria confirma que los animales en los versículos 6 y 7 son metáforas que representan naciones guerreras agresoras y sus víctimas perennes. La primera instancia de “Efraín” es equivalente a la segunda instancia al final del versículo; “no tendrá envidia” es equivalente a “[ni] afligirá”; y “Judá” corresponde con “Judá”.

El versículo 14 describe las victorias de un Israel unido: “sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente y saquearán juntos a los hijos del oriente. Edom y Moab estarán bajo su mano y los hijos de Amón les rendirán obediencia”. Estos vecinos adversarios del tiempo de Isaías tendrían distintos nombres modernos.

El versículo 15 describe cambios que ocurrirían precedentes o durante el inicio del milenio: “Y destruirá Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos y hará que pasen por él con sandalias”. Estos cambios—descritos por Isaías en términos geográficos—probablemente son metáforas que representan cambios políticos o sociales que facilitarían el recogimiento de un Israel esparcido. La separación del Mar Rojo en los tiempos de Moisés, para permitir los Israelitas a escapar de los ejércitos egipcios, es un símbolo del sendero espiritual estrecho y angosto. “La lengua del mar de Egipto” probablemente significa el golfo de Suez—la lengua del noroeste del Mar Rojo, localizada entre Egipto y la Península Sinaí—que fue separada en los tiempos de Moisés.[60] También se manifestarían vientos poderosos, tal como en los tiempos de la separación original del Mar Rojo.[61] “El río” probablemente es el Tigris y el Éufrates juntos;[62] grandes vientos herirarán los siete brazos[63] permitiendo que los hombres cruzaran con sandalias secas.

¿Representan esos vientos poderosos grandes cambios políticos en los países cruzados por los ríos Tigris y Éufrates y sus brazos, estableciendo la libertad política y religiosa, y permitiendo los hombres y las mujeres de esas tierras a obtener un conocimiento verdadero del plan de salvación? Si lo es, el significado metafórico de Isaías es que estos acontecimientos son de igual importancia en los últimos días así como lo fue la separación de las aguas del Mar Rojo en el tiempo antiguo.

La destrucción de la lengua del Mar de Egipto coincidirá con el recogimiento, tal como se alude en el versículo 16: “Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día en que subió de la tierra de Egipto”.[64] Isaías hace otra referencia a un camino en el capítulo 35, la cual nos indica que su significado es más bien espiritual que temporal:

«Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará por allí ningún impuro; y será para los que anden por él, pues por más torpes que sean no se extraviarán».[65]

El “camino” es el sendero estrecho y angosto.[66] La manera por la cual los remanentes de Israel se recogerían en los últimos días es que el evangelio se predicará a ellos; se unirán con Sión y su gente y seguirán el sendero estrecho y angosto. Su identidad como herederos del convenio de Abraham les será revelada, y harán convenios con el Señor tal como en los tiempos pasados.

Notas


[1]. José Smith—Historia 1:40.
[2]. Los versículos 1-5, 10.
[3]. Isaías 6:13.
[4]. F. Brown, S. Driver, y C. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon [Léxico Hebreo e Inglés de Brown, Driver y Briggs]: Hendrickson Publishers, Peabody, MA, 01961-3473, 1996, Número de Strong 1503, pág. 160.
[5]. Véase Mateo 1:1-16.
[6]. Véase también Isaías 7:14; 9:6; 25:9; 53:5.
[7]. Doctrina y Convenios 113:1-2.
[8]. Doctrina y Convenios 113:3-4.
[9]. Donald W. Parry, “Isaiah Chapter Review [Resúmen del Capítulo de Isaías]: 2 Nefi 21//Isaías 11”, Book of Mormon Reference Companion, Dennis L. Largey, ed., Deseret Book Company, Salt Lake City, UT, 2003, pág. 379-380.
[10]. Brown et al., 1996, 1996, Número de Strong 2415, pág. 310.
[11]. Jeremías 23:5-6.
[12]. Véase Ezequiel 37:21-28 y Oseas 3:4-5.
[13]. History of the Church [Historia de la Iglesia], v. 6, pág. 253.
[14]. Bruce R. McConkie, The Promised Messiah [El Mesías Prometido]: Deseret Book Co., Salt Lake City UT, 1978,  pág. 192.
[15]. Parry, Harmonizing Isaiah [Armonizando a Isaías], 2001, pág. 259.
[16]. 2 Tesalonicenses 2:8.
[17]. F. Brown, S. Driver, y C. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon: Hendrickson Publishers, Peabody, MA, 01961-3473, 1996, Número de Strong 7307, p. 924.
[18]. Doctrina y Convenios 19:15.
[19]. Doctrina y Convenios 63:33-34.
[20]. 2 Nefi 30:9-10.
[21]. Parry, Harmonizing Isaiah [Armonizando a Isaías], 2001, pág. 259.
[22]. Brown et al., 1996, Número de Strong 232, pág. 25.
[23]. Doctrina y Convenios 63:36-37.
[24]. El versículo 6 contiene un quiasma reconocido en el hebreo original: Morará/el lobo con el cordero/el leopardo con el cabrito/se acostará. En Parry, Harmonizing Isaiah [Armonizando a Isaías], 2001, pág. 259.
[25]. Real Academia Española, Diccionario de la lengua Española, vigésima segunda edición: “basilisco”, edición del Internet, http://buscon.rae.es/drael/. Compárese también “Cockatrice” en Bible Dictionary [Diccionario Bíblico]. Véase también Isaías 14:29; 59:5 y su respectivo comentario.
[26]. Parry, Harmonizing Isaiah [Armonizando a Isaías], 2001, pág. 259.
[27]. Véase Isaías 12:3; 30:25; 35:6-7; 55:1, 11; 58:11 y su respectivo comentario.
[28]. “Montaña” se relata retóricamente a “nación”. Véase Isaías 2:2, 14 y 2 Nefi 12:2, 14; Isaías 13:2, 4; 30:25 y su respectivo comentario.
[29]. Dallin H. Oaks, “Las voces distintas”, Liahona, Julio 1989, pág. 34.
[30]. 2 Nefi 30:9, 11-15.
[31]. 2 Nefi 30:16-18.
[32]. Doctrina y Convenios 101:26.
[33]. Compárese Isaías 27:2.
[34]. Romanos 15:12.
[35]. Doctrina y Convenios 113:5-6.
[36]. Victor L. Ludlow, Isaiah: Prophet, Seer, and Poet [Isaías: Profeta, Vidente, y Poeta]: Deseret Book Company, Salt Lake City, Utah, 1982, pág. 172-174.
[37]. Doctrina y Convenios 135:3.
[38]. Doctrina y Convenios 86:8-10.
[39]. José Smith—Historia 1:72; Doctrina y Convenios 13:1.
[40]. José Smith—Historia 1:72. Doctrina y Convenios 27:12.
[41]. Doctrina y Convenios 110:11.
[42]. Doctrina y Convenios 110:13-16.
[43]. Doctrina y Convenios 110:12.
[44]. Doctrina y Convenios 64:41-42.
[45]. Véase 2 Nefi 3:6-22.
[46]. Véase Joseph Smith’s “New Translation” of the Bible [Una “Nueva Traducción” de la Biblia por José Smith] : Herald Publishing House, Independence, Missouri, 1970, pág. 114-116; también TJS Genesís 50:24-38.
[47]. Victor L. Ludlow, “Isaiah in the Book of Mormon [Isaías en el Libro de Mormón]”, Book of Mormon Reference Companion [Compañero de Referencias para el Libro de Mormón]: Dennis L. Largey, ed., Deseret Book Company, Salt Lake City, UT, 2003, pág. 344.
[48]. Véase 2 Nefi 10:20; véase también Isaías 18:1-2 y su respectivo comentario.
[49]. Véase también Doctrina y Convenios 113:6, Doctrina y Convenios 64:41-42 e Isaías 5:26.
[50]. Véase Isaías 5:26 y su respectivo comentario.
[51]. Brown et al., 1996, Número de Strong 3671, pág. 489.
[52]. LeGrand Richards, “Profetas y Profecía”, Liahona, Febrero de 1976, pág. 40.
[53]. Jeremías 16:14-15.
[54]. Véase Isaías 18.
[55]. 2 Nefi 21:13.
[56]. Véase Bible Map 2.
[57] . Real Academia Española, Diccionario de la lengua Española, vigésima segunda edición:  ji, Vigésima segunda letra del alfabeto griego (Χ, χ),  edición del Internet, http://buscon.rae.es/draeI/
[58]. Véase Números 34:8; Josué 13:5.
[59]. Parry, Harmonizing Isaiah [Armonizando a Isaías], 2001, pág. 259.
[60]. Brown et al., 1996, Número de Strong 3956, pág. 546; véase Mapa 3, Biblia SUD.
[61]. Véase Éxodo 14:21-22.
[62]. Donald W. Parry, Jay A. Parry y Tina M. Peterson interpretan “el río” como el  Éufrates. En Parry et al., Understanding Isaías [Comprendiendo á Isaías]: Deseret Book Company, Salt Lake City, Utah, 1998, pág. 124-125.
[63]. Posiblemente Gran Zab, Zab Menor, Diyala, y Adhaim (afluentes del Río Tigris); Karasu, Murat, y Khabar (afluentes del Río Éufrates).
[64]. Véase Éxodo 14:21-31 e Isaías 51:10.
[65]. Isaías 35:8. Véase Isaías 19:23; 40:14; 49:11 y su respectivo comentario.
[66]. Véase Mateo 7:14 y 3 Nefi 14:14; Compárese 1 Nefi 8:20, 2 Nefi 9:41, 31:18, 33:9; Jacob 6:11, Helamán 3:29, 3 Nefi 27:33, y Doctrina y Convenios 132:22.

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